Cada vez que vamos en una carrera o sendero de por ahí tenemos la chance de optar por diversas líneas, soltar un poco más la bicicleta y ganar algo de tiempo, aunque no todo es tan fácil, esto nos puede costar una buena caída.
Algo de esto sabe Yolanda Neff quién ha tenido que lidiar desde 2015 con una serie de caídas que han puesto en juego sus metas. En diciembre de 2015 tras una buena temporada de XCO, se preparaba para correr algunas copas del Mundo de Ciclocross con miras al Mundial, sin embargo mientras entrenaba, sufre una caída que la deja con sutura en el mentón y una fractura en el metacarpiano. Su meta quedó en el suelo literalmente y justo 2 días antes de su primera carrera.
Tuvo que dejar hasta ahí su temporada de CX, pero se le venía encima el olímpico. Su padre la ayudaba a entrenar en tandem para poder lograr sus entrenamientos. En enero tenía un training camp en islas Canarias del team Nacional donde fue aún estando enyesada y en el último día de entrenamiento un auto la chocó, como sólo andaba con una mano perdió el equilibrio fácilmente cayó contra en pavimento y quebró su casco con lo fuerte de la caída.
10 días después de esto se hace una herida en la piel por un golpe contra una madera en un entrenamiento de ruta.
La temporada venía y se le vino bien, a pesar de todo tuvo buenos resultados en ruta y MTB lo que la entusiasmó mucho, venía ganando todo y quería seguir así. En la copa del Mundo de La Bresse tuvo una fuerte caída que le fracturó un par de costillas pero que sin embargo ganó. Con mucho dolor siguió entrenando a pesar de sus fracturas.
Quería ganar el campeonato del mundo que había perdido el año pasado por una infección pulmonar debido a entrenar mucho en frío y altura. Venía el Mundial de XCM y sus costillas dolían más que nunca pero intentó compensarlo con la espalda, a las 2 horas la espalda dolía más que las costillas, a las 4 horas ya no podía sentarse en la bicicleta por el dolor y le costaba respirar, pero llegó a la meta…ganando.
Luego venía Nove Mesto, sin escuchar a sus costillas ni su espalda, que algo le decían decidió ir a correr, hasta ahí iba invicta en todo el año pero llevando medio giro el dolor general era insoportable, logró la octava posición “pero satisfecha de no haber sucumbido al dolor”
Sólo una semana después ya estaba en Lenzerheide quedando tercera en otra cita mundial. Era tiempo de la ruta pero no de recuperarse, ganó dos etapas del tour de Polonia quedando líder y se acercaba Río donde sus lesiones no la dejaron estar al 100%, tuvo que arriesgar en la bajada para perseguir a las escapadas y Annemiek van Vleuten cae fuertemente delante de ella quedando ahí sin moverse. La carrera seguía pero logró sellar un octavo lugar y salvarse de una brutal caída.
Ya en suiza comenzaba la calma y la recuperación pero a tres días, una caída le rompe el codo dejándola con sutura y un nuevo golpe en las costillas.
La desesperaba la idea de que su rendimiento estaba para ganarlo todo pero sus lesiones no se lo permitían, finalmente cerró el año con 15 carreras donde ganó 11 pero con varias lesiones incluyendo su espalda que ya es irreversible.
Hace una semana atrás en un entrenamiento sufrió una caída que le fracturó nuevamente su mano derecha dejándola 6 semanas fuera, empañando su trabajo de pretemporada y partiendo el 2017 con una fractura nueva.
Sin dudas Yolanda es una guerrera pero a pesar de sus victorias el riesgo la ha llevado al límite de tirar por la borda sus carreras y transformarse en algo peligroso para ella.
Cuando estamos entrenando o vamos en carrera se nos presentan muchas opciones, algunas conservadoras, otras más osadas que nos hacen ganar algo de tiempo y velocidad, pero también son una apuesta arriesgada, podemos irnos a la segura y pasar sin ganar tanto tiempo o apostar al todo o nada por una hardline que nos llevará a una posible victoria o a una caída que nos puede costar la temporada.
Sólo depende de qué tanto estemos dispuestos a arriesgar, perder o ganar.
Rodrigo Salazar
Facebook – Instagram